La Nacion Revista:
“La religión no es sólo el opio de los pueblos, como dijo Marx. Puede ser también la cocaína de los pueblos. Definitivamente, es una droga dura."
"Es que es una frase incompleta. En ocasiones la religión puede haber sido el opio de los pueblos, en el sentido de haber adormecido espíritus revolucionarios, pero en otros casos la religión parece más bien ser la cocaína de los pueblos. Hay casos en los que por religión la gente se pone agresiva, violenta y comete atrocidades; hoy estamos volviendo a la religión como un elemento de estimulación incluso del terrorismo. La religión es una droga dura. Es un elemento con una penetración muy fuerte en la conciencia que puede actuar de maneras muy distintas, como todo lo que no está sometido a pautas plenamente racionales. Es emocional y responde a pasiones; entonces, puede causar tanto nuestras grandes muestras de amor incondicional y entrega como lo que justifique los peores crímenes. Es decir, puede tener contraindicaciones –o indicaciones– muy diversas, y por eso sus usos políticos son tan peligrosos. "
30 marzo, 2007
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